lunes, 22 de diciembre de 2008

mi vulva como tu bandera comunista...

…y que tus manos se fundan con mis pezones y que tu sexo se sitúe en mi boca, flácido, como me gusta más probarlo, y hacerlo resucitar con mis anilladas manos, y mi saliva repleta de poesías y después de venirte en mi boca, nos convirtamos en burdos socialistas, o comunistas, o lo que mas te plazca, y que entonces tomes mi vulva roja cual bandera comunista, y recites tu manifiesto frente a ella.
Una vez mas mis uñas pintadas se encajan en tu brazo izquierdo, tatuado de lo que tu alma calla y que ansía ser dibujado otra vez de por vida, con una mariposa turquesa emulándome, y entonces que exista un mas allá erótico que valla del sadismo al comunismo y de la metamorfosis al clímax del orgasmo, y si mientras te escribo esto mi sexo va mojándose poco a poco, con liquido sagrado –según tu boca- recorriéndolo serena y palpitantemente, y si mi mente no hace nada mas que imaginarte lloviendo blanco sobre mis hombros y mi espalda y mi cabello y nada importan entonces porque es permanencia voluntaria y Marx está a tu lado y no yo, que escucho huapangos y fumo, latentemente fumo, en pos de tu sexo y mi solitaria masturbada…

martes, 9 de diciembre de 2008

La pluma vomita eternos espejos

reflejando el incesto del pensamiento.

El abismo es el anhelo sagrado de la noche

donde la muerte orgásmica de la sangre

canta al silencio.
Llanto de espinas morenas,
lluvia eufórica,
el sonido de ellas cayendo
recuerda al viento rozando mi nuca
como gargantilla de sueños.
Un cristal de grito oculto en mi cuello
es prismática sombra,
pared de oleaje inventando tu pupila.

lunes, 1 de diciembre de 2008

Mi carne

Con claridad pétalos de amapola salvaje

renacen marchitos en mi pensamiento.

Un canto oscuro folla la agonía de sangre.

El universo rojo de la piel recorre con ingravidez mi carne.

Mi carne es universo quebrantado.

Velo de penitente transparencia.

puñal blanco

cinco orgasmos de humo.

labios

dolor

pasos

heridas.

Canto de lengua salvaje

es mi carne

el agónico vello

de la muerte.