lunes, 27 de abril de 2009

Mi piel...

Me duele la piel tras haber estado contigo,
el cuello y mi seno izquierdo,
tienen marcas rojas,
vestigios de tu boca siendo presa del deseo.

Me duelen las piernas, el hombro,
la sonrisa, las yemas de los dedos,
todo por las mordidas clementes de tus ojos paganos.

Pero mi esencia trasciende a un encuentro tuyo.
Trasciende a las palabras, a los gemidos.
Mi esencia tiene alas y es como el humo del cigarro que me fumo contigo.
Libre.

Mi piel es sólo un esbozo del universo;
Trasciende a tus mordidas, trasciende a la existencia.
Mi piel,
Es una luna en el omóplato de Dios.

Y mi deseo carnal de tu grueso y moreno falo
que es vino,
que sabe a vino oscuro
siendo deleitado por mi boca,
se convierte en las manos de un hereje devoradas por el Diablo.

Entonces, el ansia mía de tus mordidas delimitando mi cuerpo,
sólo es un indicio simple
de siluetas nacidas
en el llanto solitario del silencio…

2 comentarios:

Daniela Villarreal Rubio dijo...

Ya me dieron ganas, gracias!!!

Unknown dijo...

Al leer este poema y ver que uno es simplente un hereje en las manos del Diablo pues me digo a lo que nos lleva el perder los sentidos y dejarnos llevar por los deseos, gracias Mariposa por leer mi blog. eres muy original en todos tus escritos.