Mis versos ya no son de una enamorada,
son de la guasa del deseo,
son mi mano que sola escribe con furia al ritmo de un cuarteto de Schubert;
son de poesía que refleja y transparenta,
esconde,
el vaho de mi mirada,
que incandescente,
al mismo tiempo quema;
y juguetea la entrepierna
de la vida,
de la muerte,
y la nostalgia del destino;
así es la existencia de mis letras y mi sangre;
que revive en un encuentro furtivo,
violento, nocturno y escandaloso,
en el coche de un perfecto extraño que tiene ojos de anticristo, lujuriosos…
lunes, 27 de abril de 2009
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3 comentarios:
Que delicia el leer esto...hace mucho esperaba algo asi.
Amo esas letras mordaces y entretelúricas que muerden fuego y sexo al únisono con la lectura.
Un besote.
-El yehos.
Love it!!!
magnífico, un gran poema
saludos
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