miércoles, 19 de noviembre de 2008

Dios & yo

¿Qué es la vida? ¿y la existencia?
Estoy harta de esas preguntas.
En mi mente resuenan como el eco de una letrina.
Mi mente me aprisiona.
En ella vive un Asterión que espera su destino.
Mi ser es catastrófico.
Imagina. Crea una tormenta.
Lucha por tergiversar la realidad.
Dentro de ella, hay un mundo perfectamente pacífico. Maravilloso.
Pero el laberinto no deja verlo.
Mi ser pensando es como una puta necesitada de droga. Desesperada.
Desesperada. Y el canto de la vida es hermoso.

Dios y yo tenemos un encuentro diario. Yo le reto, él me proporciona. Y ese mismo ser –no Dios, otro-, nubla todo con oscuros pensamientos. Sí, él es maravilloso.
Ni él, -Dios-, ni yo, pertenecemos a una iglesia, simplemente existimos,
y nos complementamos.
Yo a él, para que no se sienta tan solo y afligido, y él a mi, para no sentirme perdida.

Mi vida es como una barca que no se hunde ni atora. Todo va saliendo. Pero nuevamente viene el Ser a chingar todo.
La soledad. La melancolía, -no te cansas de leer siempre esto?-, regresan, salen a flote, y opacan a la alegría, el triunfo, la libertad y el conocimiento.
Dios me los regala y yo los guardo envueltos en una capa semi-permeable hecha de tristeza.
Mi existencia está repleta de tantas cosas,
tantas y tan pocas,
y de éstas y otras letras que nacen con rabia, euforia o lágrimas…

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