viernes, 31 de octubre de 2008

El cigarro y la Pluma

En mi mano se fusionan. El humo del cigarro. La verborrea de la pluma. El sabor del tabaco. El efecto de las palabras plasmadas por la pluma. Ambos, placeres viciosos. Dañinos a veces. El tabaco produce cáncer. Escribir, soledad. Ambos a menudo, son la muerte, o se le parece. No todo el tiempo soy adicta a ellos. Al cigarro, casi nada, solo cuando tengo alguno que sea regalado. Casi nunca fumo, porque casi nunca tengo dinero para comprarlo, aunque a veces, cambio el tabaco por una buena mamada. Pero como no doy muchas de esas, no soy adicta tan adicta a su sabor –tabaco, semen-. Lo abandono seguido. El vicio. El tabaco. Y la pluma, la escritura. La abandono por periodos en los que me siento una mierda a la tinta, ósea, mierda (léase pésima) para escribir. Además no me gusta escribir bajo presión. Ni nada estresante por el estilo.
La pluma la uso para deshacerme del alma en los versos. Y el cigarro para sacar mi soledad en la inmensidad del humo.

Soy asmática, confieso. Mea Culpa.
Por eso es que no fumo mucho. Para cuidarme un poquito.
Soy egocéntrica y vana, y con una soledad muy grande.
Mea Culpa. Soy escritora.

Fumo, escribo y cojo. Mea Culpa.

-La mariposa

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me deslizo escurridizo y enfermizo ojala como el huma