En mi mano se fusionan. El humo del cigarro. La verborrea de la pluma. El sabor del tabaco. El efecto de las palabras plasmadas por la pluma. Ambos, placeres viciosos. Dañinos a veces. El tabaco produce cáncer. Escribir, soledad. Ambos a menudo, son la muerte, o se le parece. No todo el tiempo soy adicta a ellos. Al cigarro, casi nada, solo cuando tengo alguno que sea regalado. Casi nunca fumo, porque casi nunca tengo dinero para comprarlo, aunque a veces, cambio el tabaco por una buena mamada. Pero como no doy muchas de esas, no soy adicta tan adicta a su sabor –tabaco, semen-. Lo abandono seguido. El vicio. El tabaco. Y la pluma, la escritura. La abandono por periodos en los que me siento una mierda a la tinta, ósea, mierda (léase pésima) para escribir. Además no me gusta escribir bajo presión. Ni nada estresante por el estilo.
La pluma la uso para deshacerme del alma en los versos. Y el cigarro para sacar mi soledad en la inmensidad del humo.
Soy asmática, confieso. Mea Culpa.
Por eso es que no fumo mucho. Para cuidarme un poquito.
Soy egocéntrica y vana, y con una soledad muy grande.
Mea Culpa. Soy escritora.
Fumo, escribo y cojo. Mea Culpa.
-La mariposa
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1 comentario:
Me deslizo escurridizo y enfermizo ojala como el huma
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