lunes, 27 de octubre de 2008

EXISTO

Hoy, por la mañana, ví por la ventana una mariposa volando. Era amarilla.
Y si acerco el rostro un poco mas, puedo sentir la brisa, el aire, besando mi cara, mi nuca, mis hombros desnudos.
Cierro los ojos. Me remonto a la brisa de mi niñez. El recuerdo me trae el olor a mar. A la arena de la playa en mi puño, que al dejarla caer, se desvanecía con el viento.
La brisa me trae las peleas de mis padres. Los golpes y las drogas de mi madre. Los fines de semana en la alberca con mi bendito padre. Las tormentas de arena intempestuosas y maravillosas, color café. Mis tres hermanos.
El mar, el recuerdo me trae al mar. Y al cielo nocturno y claro del monte. La sierra vivía en mi patio trasero.
De mi niñez no ha quedado nada.
Recuerdos.
Que van y vienen como la brisa que siento en mi cara.
De mis sueños, mis metas, han quedado muchas cosas.
Han volado otras.
No soy la persona que creí convertirme.
Soy.
Existo.
Soy indefensa. Frágil. Ondulante entre la depresión y la euforia.
Y aprendo de mis errores.
Soy una guerrera.
Seudo humana.
La mariposa ha pasado otra vez, pequeña, amarilla.
Pero ahora por el otro lado del edificio. En el pasillo. Odio las metáforas donde usan mariposas. Son vomitivas. Pero me consideré una mariposa.
Ahora solo me limito a decir que ha pasado una mariposa por la ventana. Pequeña y amarilla. Y en un día de viento como hoy, las palmeras bailan. Alegres y gustosas.
Regocijadas por la visita de la pequeña, que es como un sol amarillo en este día no tan iluminado…

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